domingo, 14 de abril de 2019

La emocionante crónica de un vecino que corrió la Patagonia Run

"El corazón y las lágrimas".


El vecino Mariano Nieto corrió este fin de semana la Patagonia Run, una exigente competencia que se desarrolló en el sur argentino.
Finalizada la prueba, Nieto compartió una crónica que muchas veces lo importante no es salir primero sino ganarse a uno mismo.




Este es el relato realizado por Nieto:
Recorrí 74,4 kilómetros con un desnivel de 4900 metros positivo y unos 9300 metros de desnivel acumulado con un tiempo de 11 horas, 38 minutos. En el recorrido me tocó lluvia, mucho viento y frío de -9. Todo lo que pensaba que me iba a pasar con el clima, pasó.
En el portezuela la térmica tocaba los -20 y viento de 60 km. Muchas personas sufrieron hipotermia y muchos abandonaron, pero yo sabía que eso no me iba hacer renunciar.
Ya pasando los 50 kilómetros me di cuenta que estaba entre el tiempo que me gustaría hacer pero el detalle era que no sentía los pies, los cuales estaban todos mojados y tenía mucho golpes de las piedras. En el puesto del Colorado 2 me cambié las media y zapatillas y ahí noté que tenía los pies muy mal con golpes e inflamados, solo me quedaba un par más y luego la llegada.
Salí del paso del Colorado sabiendo que faltaban 22 kilómetros y eso los tenía que hacer con el corazón. Llegue al último paso y solo recargué agua y me comí 1 banana ya no me entraba más comida y me costaba correr. Las piernas no querían subir nada más. Sólo faltaban 13 kilómetros, pero iban a ser los 13 kilómetros más largos que me hubiese podido imaginar. Tenía unas subidas de 5 kilómetros que fueron interminables.(sigue)




Entre lágrimas y corazón la subí corriendo sin importar el dolor que tenía de pies. A falta de 4 kilómetros un grupo de corredores de 21KM se me ponen al lado y me dan fuerza al ver que venía con el último aliento y alcanzo a ver el cartel de los últimos 2 kilómetros. Ahí supe que lo había logrando. Desde ahí fue tanta la emoción que descendí muy pero muy fuerte como si recién hubiese arrancado.
Una vez cruzada la meta me di cuenta que todo el entrenamiento que hice valió la pena. Ahí me di cuenta de toda la gente que estuvo pensando y apoyándome mientras yo corría, de que todo lo que uno se propone lo puede hacer sin importar obstáculo de por medio.

Sólo hay que hacerlo.

Gracias de corazón a todos por su aliento y fuerza.
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