sábado, 18 de abril de 2020

Coronavirus: Médica de Chacabuco explicó por qué firmó una carta de respaldo a su profesión

Textual.

La doctora Lucía Derosa explicó por qué firmó una carta de respaldo al personal médico que es acosado por vecinos de todo el país por estar en posible contacto con el coronavirus.



Volver a Chacabuquero.

"Una médica clínica que firmó esta carta está haciendo consultorios de febriles para pacientes sospechosos de coronavirus en un hospital público de la Ciudad de Buenos Aires, y refiere que trabaja atendiendo 30 pacientes por día, aproximadamente, en el transcurso de 12 horas de corrido", contó a minutouno.com Lucía Derosa, neuróloga de un hospital municipal de Chacabuco, provincia de Buenos Aires.
El problema principal de esos turnos es que, para empezar, los elementos de protección personal (EPP) son asignados a razón de un kit por guardia (incluso "de los barbijos quirúrgicos, que no duran muchas horas"), lo que explicaría los contagios de los trabajadores de la salud.
"Una vez le pasó a esta médica que no había EPP para atender, y cuando le explicó a su jefe que sin la protección adecuada ella no iba a atender su jefe la mando a la casa, obvio sin cobrar la guardia del día. El resto de sus superiores tampoco actuó cuando fueron anoticiados de la situación", señaló Derosa.
Mientras tanto, la secretaria de Acceso a la Salud, la médica Carla Vizzotti, informó el viernes que el 14% de los 2.669 casos confirmados de coronavirus en la Argentina corresponde al personal de salud que atiende la pandemia. De esos 374 positivos, tres resultaron fatales (en La Rioja, Chaco y Rio Negro).
La hematóloga Gisela Caprifoglio, que trabaja en el Hospital Ramos Mejía, firmó la carta junto a casi 170 médicos más y Derosa explicó que a ella le dan "un sólo barbijo por día, de los que deben ser descartados" y que aún así "hay veces que no hay por lo que debe reutilizar el del día anterior".
"No hay barbijos N95 o 3M, que son los que se usan para procedimientos invasivos en pacientes covid 19 confirmados, por lo que no están garantizadas las medidas de protección para el personal sanitario", señaló Derosa. En CABA, donde trabaja Caprifoglio, se prohibió la comercialización de este insumo a gente ajena al rubro Salud.
"Nuestra intención es que esta reflexión sobre nuestra situación laboral en el ámbito privado y público pueda visibilizarse en la sociedad. Es una denuncia sobre nuestra precarización", explicó Derosa, quien señaló que "justamente los centro médicos privados te contratan como monotributista por lo que, por ejemplo en el contexto de esta pandemia, si alguno se contagia de coronavirus lo mandan a la casa a cumplir la cuarentena y no cobra nada".
Derosa y Caprifoglio expresaron que les "sorprende la incoherencia y el individualismo" de las personas que le piden a los profesionales de salud que dejen sus hogares para que no contagien a sus vecinos.
"Por un lado se aplaude a los médicos desde los balcones a las 21 hs y luego desde esos mismos balcones se los señala como peligrosos para el contagio", señalaron las médicas.
"Creemos que es más de lo mismo: la labor del médico es importante cuando se los necesita pero un aplauso de lejos por las dudas. Si en verdad hay un reconocimiento desde el Estado de nuestro trabajo eso debería verse reflejado en condiciones dignas y seguras de trabajo", señalaron.

Esta es la carta:

Nos aplauden, nos dicen que somos héores... Nosotros respondemos:
Existen distintos motivos por los cuales los médicos elegimos seguir la larga carrera de medicina como también existen diferentes formas de ejercer esta profesión. Lo que compartimos es el objetivo de asistir a las personas en sus padecimientos físicos o mentales intentando arribar a un diagnóstico y adecuar el mejor tratamiento en forma individualizada para cada persona. No es una tarea sencilla. Debemos a su vez brindar contención al paciente y a su familia, tratando de ser claros en la transmisión del conocimiento inherente a cada caso. Mantenernos actualizados en nuestros conocimientos, sin dejar de considerar la realidad con la cual trabajamos, en un país subdesarrollado, donde la salud hace años viene siendo destratada.
Sin embargo, el resultado de nuestro trabajo no depende exclusivamente de nosotros. Llegar a un diagnóstico y conseguir un tratamiento también dependen del ámbito en el que desempeñamos nuestra tarea: el presupuesto del Hospital público al que pertenecemos, la situación económica del paciente o la autorización de las Obras Sociales y Prepagas. De todos estos factores y de la energía que pongamos para pelear contra el sistema dependerá el resultado. Asimismo tenemos que estar atentos a demandas judiciales por “mala praxis” y cuidarnos de los escraches en las redes sociales.
Finalizada la carrera universitaria podemos elegir continuar nuestra formación con una especialización bajo el sistema formativo de Residencia o Concurrencia durante tres o cuatro años. Vale aclarar que en la Concurrencia el médico no cobra sueldo, ni tiene ART cubierta por su empleador. No es infrecuente que a los residentes/concurrentes se nos exijan jornadas de 12 horas y una o dos guardias de 24 horas semanales, de modo que podemos llegar a trabajar entre 80 y 100 horas semanales, cuando la legislación vigente establece un límite máximo de 48 horas por semana. Sin mencionar que en ocasiones se nos impone la "guardia castigo" ante un error involuntario. También nos vemos obligados a hacer el trabajo de camillero, telefonista, extraccionista y enfermero, con la excusa de que faltan recursos humanos.
Luego viene la inserción laboral. En el ámbito privado no existe la relación de dependencia, pero se nos exigen formas de trabajar como si la tuviéramos. Estamos bajo el régimen Monotributista o Autónomo. Pagamos nuestras propias cargas sociales y jubilatorias, además de los gastos de ART, seguro de mala praxis y alquiler de consultorios. Ante cualquier eventualidad somos despedidos sin indemnización. No tenemos libertad para tomar licencia cuando la necesitamos y debemos dejar reemplazo en caso de hacerlo. No gozamos de licencias por enfermedad, embarazo, ni vacaciones pagas. No cobramos aguinaldo. No nos brindan cobertura médica. En el ámbito público, si estamos en relación de dependencia, nuestros sueldos no son competitivos y las condiciones de trabajo son precarias. Para aumentar nuestros ingresos debemos hacer más guardias que las permitidas por la ley o trabajar también en el sector privado aceptando los bajos honorarios que nos ofrecen las obras sociales, si tenemos la suerte de que nos acepten como prestadores directos, o percibir de manera diferida (hasta en 90 días) lo que nos paga la Institución que nos contrata. Para lograr un salario digno, nos vemos obligados a tener varios empleos, perjudicando nuestra salud y desempeño profesional. Esta situación nos lleva a realizar un esfuerzo desmesurado, a la vez nos vuelve cómplices de este sistema de explotación, entrando en un círculo vicioso del que no nos atrevemos a salir ni denunciar por ser partícipes. Ganamos muy poco en relación a lo que trabajamos, a la responsabilidad, al compromiso y a la demanda que implica nuestra tarea.
La desconsideración hacia nuestra profesión existe a nivel mundial, tanto desde el mercado capitalista como desde los diferentes estados.
Hoy, frente a la pandemia del coronavirus, nos comparan con héroes. No somos héroes. No somos soldados obligados a estar en la primera línea de fuego sin las armas correspondientes o suficientes. Con voluntad y vocación no evitamos el contagio. No somos bomberos voluntarios. El Estado no se hace cargo de su responsabilidad de garantizar nuestros derechos. Esta semana en Argentina se publicó un DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) en el que se nos revocan las licencias y nos obligan a trabajar en la atención de pacientes afectados por la pandemia sin contar con los elementos de protección suficientes, exponiéndonos a una enfermedad contagiosa y potencialmente mortal. En contrapartida nos reconocen con $ 5.000 mensuales. Y esto recién empieza... En Europa, donde el problema del COVID-19 comenzó antes, el sistema de salud está desbordado. Los médicos españoles e italianos trabajan bajo condiciones laborales infrahumanas, jornadas extensas, sin los EPP (elementos de protección personal) con los riesgos que todo esto implica.
Que este momento histórico donde se pone en evidencia la importancia de nuestro trabajo sea una bisagra. Que los médicos podamos salir de este letargo en el que estamos y exijamos mejores condiciones laborales y el cumplimiento de nuestros derechos."

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