jueves, 12 de julio de 2018

Pastor metodista brinda su visión sobre la despenalización del aborto

Para tener en cuenta.


El pastor evangélico metodista Fernando Suárez compartió con Chacabuquero su postura sobre la despenalización del aborto.
Esta posición parece acercar puntos de un debate que parece dividido por una grieta social.




La nota se titula: "Sobre la despenalización del aborto, una mirada cristiana"
El texto es el siguiente:

Quiero comenzar esta reflexión con la siguiente afirmación: Nadie puede estar a favor de la interrupción de una vida. Y por supuesto los cristianos estamos a favor de la vida humana y de toda la creación.
Y quiero aclarar de entrada, que limitar la discusión de la despenalización del aborto a una puja entre quienes están a favor y en contra, es trivializar una realidad existente y muy compleja.
Quiero traer el tema de cómo Jesús se paraba ante una ley que penalizaba a la mujer, en este caso el delito de adulterio, el cual se penalizaba con la muerte de la adúltera por lapidación. (Se provoca la muerte del culpable por apedreamiento).
Le traen a su presencia a la adúltera y le dicen a Jesús, que la ley de Moisés dicta la pena de muerte para este delito. Y Jesús les dice: “El que está libre de pecado tire la primera piedra contra ella”. (Lo que Jesús cuestiona es que el proceso de denuncia y juicio está viciado y que no han reparado en la situación existencial y espiritual de la mujer, no le han dado oportunidad de arrepentirse. En otras palabras, Jesús está contra el adulterio, pero tiene consideración o misericordia  de la persona que lo cometió, prima una actitud pastoral antes que una actitud condenatoria). Luego cuando Jesús queda solo con la mujer, le dice: “Ni yo te condeno, vete y no peques más”).
El tema de la despenalización del aborto, que es motivo de debate en el Congreso Nacional, exige desde nuestra fe cristiana una profunda y sincera reflexión que contribuya a la valoración de la vida y al respeto y dignidad de todos los seres humanos en nuestra sociedad y en especial de los derechos de la mujer.
Tenemos un grave problema, no tenemos estadísticas reales sobre la cantidad de abortos que se realizan clandestinamente.
Tenemos datos estimativos del registro “Egresos de establecimientos oficiales por diagnóstico, de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud de la Nación.
En los hospitales públicos de todo el país se registran anualmente alrededor de más de 50.000 internaciones como consecuencia de abortos al año.
Del total de las internaciones, alrededor del 15 por ciento corresponden a niñas y adolescentes menores de 20 años, serían 5.500 adolescentes y el 50 por ciento a mujeres de entre 20 y 29 años. Y que por año fallecen alrededor de 50 mujeres por esta causa.
Y que se estima, en base a estas 50.000 intervenciones, que por año se practican entre 370.000 a 520.000 abortos clandestinos.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación aclaró, a través del fallo “F.A.L.” en 2012, que el aborto es legal cuando exista peligro para la salud o vida de la madre y en todos los casos de violación.
De las 25 jurisdicciones nacionales, sólo ocho poseen protocolos de atención de los abortos no punibles que se corresponden con los lineamientos fijados por el tribunal. Son: Chaco, Chubut, Jujuy, La Rioja, Misiones, Santa Cruz, Santa Fe y Tierra del Fuego. En el 2015 se realizaron en todo el país 700 abortos no punibles. Desde el 2016 no tenemos estadísticas.
El aborto es un problema social El tema del aborto debe ser considerado en relación con el contexto social en el cual ocurre. Nuestra sociedad carece de una adecuada educación sexual, planificación familiar e igualdad de género, lo que contribuye a que se multipliquen los embarazos no deseados. La educación sexual contempla los métodos anticonceptivos, que hay muchos, para evitar el aborto, pero la educación sexual está muy restringida en nuestras escuelas públicas y privadas y en nuestra sociedad toda.
Por otro lado, el aborto se ha constituido en un verdadero comercio, ya que, en la actualidad, la ley aprueba su práctica en forma muy restringida.
Los sectores medios y altos de la sociedad pueden acceder a una atención clandestina segura, pero para muchísimas mujeres de limitados recursos, mujeres pobres, debido a prácticas no profesionales  y riesgosas, interrumpir la gestación implica  atentar contra  su propia vida.
El Estado debe intervenir en dos sentidos: legislando la despenalización para evitar también la muerte de las madres y garantizando condiciones de equidad laboral, económica, educativa, en el área de lo sexual y planificación familiar, y sanitaria para que el aborto no sea una opción.
Derechos humanos que el Estado Argentino y la sociedad toda, no garantiza en el presente, y donde todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad. Y menos hoy en día con la actual matriz política y económica de un capitalismo financiero neoliberal que alienta la especulación y la usura, para favorecer a unos pocos, en desmedro de un desarrollo basado en el trabajo y la productividad de la mayoría de la población argentina. Ya que sabemos que fuera del camino del desarrollo y del trabajo, no hay soluciones financieras, monetarias, ni administrativas que saquen al país adelante.
Sin desarrollo como país vamos a una guerra social, como consecuencia de suprimir el acceso a una vida digna para la mayoría del pueblo argentino. 
La penalización no resuelve el sufrimiento. Pero esta problemática va más allá de esta falsa polarización: Los que realizamos la tarea pastoral, sabemos que la mayoría de las mujeres que buscan abortar lo hace con angustia y tristeza, y si tuvieran las posibilidades de evitarlo lo harían. Por lo menos es mi experiencia pastoral de 35 años. 
La comunidad civil tiene que asumir esta realidad, no escondiéndola sino sacándola a la luz. Una reflexión pastoral debe abordar su tratamiento considerándolos en todas sus dimensiones físicas, sociales, éticas y espirituales, inclusive desde el ámbito de la política y la realidad económica. Para ello comparto aquí algunas reflexiones que procuran aportar a su mejor comprensión.
La realidad del aborto no se resuelve penalizando a la mujer que lo practica y dejando de lado la responsabilidad del varón. Porque el problema no es solo de las mujeres, es un problema también de los varones y de toda la sociedad como ya dijimos. Poner el tema en su adecuado contexto lleva a considerar el reclamo de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y, por otro lado,  abordar el sufrimiento de muchas mujeres desprotegidas.
Diálogo para construir libertad y dignidad. Por todo lo dicho considero que despenalizar el aborto puede ayudar al diálogo que contribuya a la edificación de nuestra sociedad. Cada víctima del aborto no puede convertirse en un número más, porque es  alguien a quien Dios ama y a quien también nosotros debemos amar profundamente y acompañar pastoralmente. Si despenalizamos como sociedad civil el aborto, tendremos oportunidad de visibilizar a las mujeres y los varones en esta situación y acompañarlos pastoralmente con la posibilidad de evitarlo y de no, de acompañarlos pastoralmente.
Esconder nuestras prácticas culturales  de abortos clandestinos no ayuda a enfrentar esta realidad de nuestra sociedad.
Es nuestro deseo como cristianos que se continúe generando en nuestra sociedad una discusión madura y plural donde todos tengan la oportunidad de aportar sus propias visiones. Y luego democráticamente legislar de acuerdo a lo que decida la mayoría. 
Firma: Dr. Fernando H. Suarez Pastor de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina. Marzo 2018

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