A lo largo del encuentro se brindaron distintas pautas, pero se dedicó una importante cantidad de tiempo a la problemática de las tormentas eléctricas, ante los riesgos que pueden acarrear para la salud de las personas.
En el caso del auto, es un lugar seguro, pero no porque tiene neumáticos que serían aislantes, sino porque la estructura de metal funciona como una jaula de Faraday. Por esta razón, en caso de que un rayo impacte contra el vehículo, si las ventanillas y la tomas de aire están cerradas, la descarga será conducida hasta el suelo por la superficie mojada, pasando por los neumáticos.
También se dijo que las evacuaciones de los natatorios no deben ser en grupos, sino por separado, porque al haber muchas personas juntas se aumenta la zona de convección, lo que podría atraer a la descarga eléctrica. También hay que alejarse de los objetos metálicos y también de los artículos electrónicos.
Se recomienda mantener una distancia de 30 metros con cualquier árbol, porque pueden ser impactados por los rayos.
A campo abierto, y sin refugio, la mejor posición para prevenir un impacto es ponerse en cuclillas, reduciendo el punto de apoyo en el suelo, con las manos tapando los oídos.
Existen equipos que permiten medir la carga eléctrica del ambiente, pero el cuerpo también puede detectar la posibilidad de la descarga: se siente un cosquilleo en el cuerpo y se eriza el cabello del cuerpo.
Si el refugio elegido es una vivienda, hay que alejarse de las puertas y las ventanas. También hay que mantenerse alejado de las canillas, los enchufes y las conexiones telefónicas. Ocurre que el rayo puede impactar en el tanque de agua, porque aunque sea de plástico, la varilla del flotante, y las roscas son de metal. La descarga puede llegar hasta las cañerías de metal a través de grietas.
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