La conformación de la clase obrera en nuestro país constituyó la jerarquización del trabajador quien mantenía una relación de dependencia con la actividad agropecuaria. La industrialización permitió el desplazamiento del trabajador a la ciudad, la formación de saberes técnicos y específicos, la organización de los sindicatos en defensa de sus intereses, el establecimiento de un constitucionalismo social que garantizara no sólo la libertades individuales sino también la igualdad y la justicia social, la ampliación de la ciudadanía desde la oligarquía a las amplias masas de obreros. Tras lo avanzado, el levantamiento de las barreras a las importaciones ha generado un debilitamiento de la industria nacional y la primarización de la producción y la economía. Hoy, la apertura de las importaciones desprotege entonces a los trabajadores frente a los capitales extranjeros que pretenden ubicarlos en un “supermercado” de mano de obra. La retirada del Estado también se ha evidenciado en las paritarias, tanto por la anulación de la paritaria docente –como paritaria testigo-, como por el contexto de recesión que obliga a defender cuestiones más básicas como los puestos de trabajo.
Sin embargo el pueblo se ha movilizado. No sólo los trabajadores han participado en cada una de las marchas convocadas, sino también empresarios de pequeñas y medianas empresas que fueron parte hace unos años de la reactivación del país. Pero el gobierno hasta hoy se ha negado a reconocerlos. La negación de la clase trabajadora ha estado tan presente en la historia argentina que el artista argentino Antonio Berni pintó en 1934 “Manifestación” retratando los ojos expectantes de los rostros de los obreros que pedían “pan y trabajo”, para humanizar la crisis durante la Década Infame. Hoy, aunque el gobierno no lo vea, el rostro trabajador seguirá expectante.
Feliz día a todos los trabajadores que con su fuerza y compromiso son el motor del crecimiento y el desarrollo de nuestro país.
Firma: Rubén Darío Golía
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