miércoles, 13 de julio de 2016

Pellucchi, fundador de payamédicos: "El sistema de salud está en crisis desde hace muchos años"


José Pellucchi, fundador del movimiento de los payamédicos en Argentina, vino a Chacabuco en este fin de semana largo del bicentenario de la independencia, para dictar un curso sobre la materia, dirigido a personas de toda la región.



Pelucchi es psiquiatra y trabaja en el Hospital Borda. Sin embargo, se hace tiempo para continuar con la payamedicina en los centros médicos y la educación.

-¿Cómo está la profesión?
Está muy bien. Ya somos más de 5.000 en toda la Argentina. También tenemos un grupo con alrededor de 60 integrantes en Chile. Cada vez hay más gente que adhiere a esta práctica. También hay más avales científicos que demuestran que el estado de ánimo optimista, la risa, el buen trato, y amor son saludables. Hay como una corriente terapéutica que ejerce el payamédico en los hospitales, y en todos los lugares en los que puede hacer salud, a pesar de que no esté la enfermedad. También hay un montón de prácticas donde la irrupción del color, la buena onda, la alegría, la poesía, se introducen. Por ejemplo, están el payacalle, el payapileta, que trata la rehabilitación de personas jubiladas con problemas motrices y prevención de la artrosis desde la natación; el payaballo, con equinoterapia, o payaguau, con zooterapia con perros; payaseña que tiene que ver con los sordos; y payasol que es una instancia solidaria en la que los payamédicos recogen elementos para las personas que están en situación de inundación o alguna otra catástrofe, así como poesías y dibujos. Es como que además de que se  metió el arte, la alegría, el color, el amor, en la salud, también lo hizo en otros lugares a partir de la práctica de la Asociación Civil Payamédicos.

-¿Usted sigue ejerciendo o se dedica solamente a la formación de payamédicos?
Yo creo que esas cosas siempre tienen que ir juntas. Uno tiene que ser payamédico y formar. No puede dedicarse a una cosa. A no ser que sea algo administrativo o el caso de colegas que aportan desde lo científico investigando sobre ciertos temas como las endorfinas o el desarrollo de la plasticidad neuronal a partir del estímulo musical. Hay un montón de gente que hace eso. Uno puede pertenecer a la asociación civil siendo un payaguante, o sea, haciéndolo desde la ciencia, desde la fotografía, repartiendo volantes. Pero los formadores de payamédicos tienen que ser payamédicos activos.

-¿Qué pasó con la ley de payaso de hospital que elaboró un legislador de Chacabuco?
Fue el doctor (Darío) Golía, quien el año pasado tuvo la sensibilidad de pensar que el sistema de salud puede incorporar como profesionales estables a los payamédicos. Fue un capo, porque a mí no se me había ocurrido eso. Siempre lo quisimos hacer desde el deseo y no por una retribución económica. Sería muy bueno porque permitiría una mayor casuística, una mayor investigación, ya que payamédicos va una vez por semana a cada lugar, dado que es un trabajo voluntario. En cambio, si fuera rentado, iría todos los días y sería un aporte fundamental. En este momento, hay muchos lugares que se copiaron de la ley del chacabuquense pero están todas en proceso de estudio. La ley del diputado Golía está en período de reglamentación en la provincia de Buenos Aires, pero con todos los cambios políticos, creo que está en stand by.

-¿Sería una salida laboral?
A nosotros lo que más nos importa es la profesionalización más que la salida laboral. Yo soy psiquiatra del Hospital Borda y el Zubizarreta. Nuestro recurso económico está en otro sitio. Pero lo que tiene de importante es que en el futuro, nuestros hijos van a poder decir ´¿Qué puedo ser cuando sea grande?' y se responda que payamédico es una posibilidad muy fuerte.

-¿Cómo ve la situación de la salud?
Yo creo que el sistema de salud está en crisis desde hace muchos años. Creo que eso es muy difícil de modificar por las autoridades que estén. Creo que hay que realizar acciones muy drásticas. No se les puede echar la culpa ni a los que se fueron, ni a los que vinieron. Son cosas que hay que modificar, importantes. Una es una cosa ideológica. que es no pensar a la medicina como atender a las enfermedades, sino darle importancia a la prevención. Hay que hacer una medicina de tipo preventiva, que es más barata. Por supuesto, es importante que haya tomógrafos, y resonadores magnéticos, que haya medicamentos, pero también es importante que haya información de cómo cuidarse. Partiendo de esa concepción de la administración de la salud, que tiene muchos años, donde queda afuera mucha gente y tiene que hacer cola, está todo por cambiarse. Peso a eso, si nos comparamos con otros países vecinos, somos un modelo. Viene un montón de gente de otros países a atenderse con nosotros.

-¿Qué le dice a las personas que se suman a payamédicos?
Les digo que acá tienen un espacio para divertirse, jugar, efectuar el payaso que es un personaje construído con cosas nuestras pero nos salva de situaciones que vemos en el Hospital. Es muy lindo hacerlo. Es muy lúdico. Tienen que venir a formarse pensando van a divertirse. Solamente van a ser terapéuticos si realmente se divierten. Si se divierten ellos, van a divertir a otros. Acá no somos Carmelitas descalzas que venimos a sacrificarnos por las personas que sufren. Somos personas a las que nos gusta hacer algo y que eso es efectivo en las personas que sufren y es sanador.

-¿Cómo enfrenta un payamédico una muerte en un hospital mientras está trabajando?
No es muy frecuente. La muerte súbita es impredecible en la vida cotidiana, pero en los hospitales, uno se va dando cuenta de la gravedad. Cuando se da, nosotros nos corremos a un lado. Si hemos visitado a esa persona y conocemos a la familia, nos sacamos la nariz, la abrazamos y hasta podemos llorar con ella. No vamos a ponernos a payasear en ese momento. De todas formas, si vemos que algo está pasando, desde nuestro personaje nos vamos yendo. Una vez pasó que había músicos payamédicos que iban tocando el violín por el hospital y vieron que venía una camilla por el pasillo con una bolsa negra con una persona que se había muerto, cuando miraron a los familiares, pararon, pero les pidieron que siguieran tocando. Entonces, los payamédicos siguieron tocando y los acompañaron hasta el ascensor que llevaba a la morgue a ese cortejo. Antes de que se cerrara la puerta del ascensor el familiar que pidió que siguieran dijo que el fallecido era músico. Puede variar, pero nosotros somos muy respetuosos.

(Entrevista realizada por Cristian Otegui, publicada en la edición del domingo 10 de julio del diario de Hoy de Chaacabuco)

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