lunes, 20 de julio de 2015

"La mayor parte de los suicidios se puede prevenir"


"La mayoría de los suicidios se puede prevenir”, opina la psicóloga Mercedes Bertinatto. La profesional es la jefa de Residentes en el área de Salud Mental del Hospital General de Agudos Enrique Tornú, de la ciudad de Buenos Aires.




La profesional brindró una charla sobre la prevención del suicidio adolescente, en el marco del Encuentro Mirada Joven, que organiza el legislador Darío Golía. Estará acompañada por la psicóloga Florencia Claviglia
“Siempre ha sido un tema tabú, el suicidio, y la muerte en general. Genera escozor”, considera Bertinatto.


–¿Se habla más del suicidio en la actualidad?
–De a poco se va introduciendo.


–¿Por qué  un adolescente se puede terminar suicidando?
–Hay que pensar que la adolescencia es una etapa de cambios muy importantes. A veces, esos cambios pueden traer aparejado, este tipo de problema,, más que nada cuando se trata de una patología mental severa, pero no necesariamente. Se puede dar por rupturas, por duelos, separaciones, situaciones catastróficas, situaciones difíciles de la vida. Cuando hay dificultad en enfrentar estos temas puede ser pensado como una fantasía de un desenlace fatal. Es importante que nosotros, como sociedad, empecemos a registrar cuáles son los cambios que se van dando en un adolescente a aquellas cosas que nos llama la atención para poder detectar esto y prevenirlo.


–¿Una depresión termina siempre en suicidio?
–No, seguramente. No se trata de una patología mental específica, sino que es algo que atraviesa a toda la comunidad, por eso es muy bueno introducirlo. Hay datos en los últimos años en la Argentina, que demuestran que es la segunda causa de muerte entre de los jóvenes de 15 a 24 años, luego de los accidentes de tránsito. Estamos hablando de una problemática que se empezó a instalar y ha empezado a crecer. En 2012, el Ministerio de Salud aportó una estadística que dice que en ese año murieron más de 1.000 personas por accidentes de tránsito y más de 900 por lesiones autoprovocadas. El rango etario abarcado va de los 14 a los 25 años.


–¿Cómo se toman los intentos de suicidio?
–Por un lado tenemos el suicidio consumado, y del otro, el intento de suicidio. El intento de suicidio es la mejor predicción de un suicidio consumado luego. Si nosotros podemos registrar los intentos previos, podemos actuar mejor en relación a la prevención. El tema es que muchas veces no tenemos dónde registrar estos intentos previos porque la gente no consulta. La familia no sabe cómo actuar, cree o no cree. Hay como sentimientos encontrados en torno a esto. Algunos pueden pensar que la persona los está manipulando, otros lo toman en serio. Mi sugerencia es siempre tomarlo en serio. Después, si se trata de una manipulación o un llamado de atención, lo tendrá que decidir un profesional más especializado en el área. Es muy bueno detectar el intento, porque es lo que nos va a permitir pensar en la prevención.


–Los centros de salud, ¿ ocultan los intentos de suicidio?
–En la Capital Federal, en salud mental, no. Esto se registra, se da a conocer, se trabaja sobre ello y se da intervención al equipo de salud mental. Hay muchas herramientas con las cuales trabajar. Tenemos protocolo de suicidio, que está avalado por el Ministerio de Salud de la Nación,  para evaluar en la urgencia. Tenemos formas de poder pensar intervenciones futuras, ya sea en la urgencia, a mediano o largo plazo; ver cómo se incluye a una persona en un tratamiento o ver de qué se trata la situación. No es un tema tabú, por lo menos donde yo trabajo. Siempre lo trabajamos, con mucho cuidado, por supuesto.


–¿En qué consiste el tratamiento para tratar que una persona quiera vivir?
–En principio, hablamos de un tratamiento que es a mediano y largo plazo. Lógicamente, en una consulta a largo plazo, uno no va a terminar convenciendo a una persona de que es mejor seguir viviendo, porque en ese momento esa persona piensa que vivir es peor. El tema es que muchas veces los intentos de suicidio no tienen por fin último el desenlace fatal, que es la muerte. Suponer que una persona que realizó un intento se está queriendo matar, es un poco abarcativo y general. Algunos sí realmente quieren matarse y otros no. Por eso pensamos que la mayoría de los suicidios se puede prevenir y otros no, en el sentido de que quien quiera morirse lo va a llevar a cabo de alguna manera o de otra. En el marco de un tratamiento combinado entre psicólogos y psiquiatras, armando una red de contención familiar, con amigos y las instituciones, se da un buen desenlace.


–¿Qué piensa de las evaluaciones posmorten que se dan en casos como el de la muerte de Alberto Nisman? ¿Se puede hablar de que un sujeto tenía personalidad suicida o no?
–Creo que hay opiniones controvertidas. Uno puede hacer un análisis de la personalidad pero a través de otros, nunca es un análisis en vivo y en directo porque esa persona ya no está más. Ahora, sí es importante poder registrar lo que diga alguien muy cercano, o algún profesional de la salud mental, que puedan aportar, por ejemplo, que estaba severamente deprimido, que tenía muchos problemas, o que hubiera deslizado alguna amenaza de suicidio. Pueden ser datos muy valiosos, pero analizar a la personalidad de alguien que está fallecido suele ser un poco complicado porque tenemos información de terceros. No estamos nunca evaluando a un paciente cara a cara.

Entrevista realizada por Cristian Otegui y publicada en la edición del domingo 19 de julio del diario De Hoy de Chacabuco

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