lunes, 25 de diciembre de 2017

Creen que se sepultó a dos personas de distintas familias en una misma tumba

Polémica en el cementerio municipal. Hay 14 años de diferencia entre las muertes.
Dos familias se encuentra reclamando ante la Municipaildad de Chacabuco porque afirman que dos de sus integrantes fueron enterrados en una misma tumba del cementerio local.
Los fallecimientos ocurrieron con 14 años de diferencia.
Una de las muertes es reciente. Ocurrió el 30 de diciembre del 2015. Se trata de  Damián Bravo, de 22 años, quien murió ahogado en una cava ubicada en Rocha continuación.


La otra familia es de apellido Mazo. El fallecido es un vecino que fue enterrado como carenciado.
Ambas familias se pusieron en contacto a través de la red social Facebook, y comenzaron a cruzar datos.
De acuerdo a lo informado, el caso está en conocimiento de las autoridades del cementerio y también de  los funcionarios de la Secretaría de Servicios Públicos.
Para tratar de confirmar la información, habría que exhumar los restos de Damián Bravo.

El caso. A través de una nota firmada, los hermanos Mercedes, Mara, María y Mario Mazo dieron a conocer que “nuestro padre Rito Concesión Mazo falleció el 25 de enero de 2001. Como no contábamos con los servicios de la Cooperativa Eléctrica, fue enterrado en tierra, gratis, en el cementerio, en la sección 4, fila 1, número 20”.
“Pasaron los años y nunca fuimos informados o citados para retirar el cuerpo -continúa la nota-. En el 2014 nos dirigimos a la secretaría del cementerio para averiguar para retirarlo (en ese momento estaba de directora la señora Mónica Franco) y ponerlo en otro lugar. La señora nos dijo que no precisaban el lugar, que su cuerpo podía quedar en ese lugar hasta que ellos necesitaran esa tumba. Nos pidió nombres y números telefónicos para comunicarnos apenas necesitaran sacar el cuerpo”.
“Pasó el tiempo y no nos llamaron -agregaron los familiares de Mazo-. Íbamos a ver a mi padre al cementerio y nunca encontramos nada raro. Los primeros días de enero del 2016 nos encontramos con que la tumba estaba removida. Creímos que lo habían sacado sin avisarnos a ninguno de nosotros”.
“Nos dirigimos nuevamente a la secretaría del cementerio y ahí empezó el calvario -reconocieron los familiares-. Un trabajador de ahí, primero nos dijo que lo habían sacado (al cuerpo). Cuando lo llevamos al lugar donde mi padre estaba enterrado cambió sus dichos. Dijo que recordó que no lo habían sacado, pero que arriba de su cajón había sido puesto el cajón con el cuerpo de Damián Bravo”.
En el cementerio les pidieron que regresaran al día siguiente, porque no estaba presente ningún directivo. Posteriormente, les informaron que habían perdido sus teléfonos de contacto, por lo que no les habían podido avisar que se tenía que retirar el cuerpo de la tumba.
“Sin otra explicación no nos pidieron ni siquiera disculpas -agregaron los familiares en la nota-. Nos dijeron que la única solución era esperar unos años a que el cuerpo de Damián se descompusiera así podrían sacar a nuestro difunto padre”.
“Nos sentimos tan mal, tan impotentes por lo que nos hicieron que casi no íbamos más a llorar a la tumba -sostuvieron los familiares-. No podíamos ir teniendo la duda sobre si nuestro difunto padre seguía o no ahí abajo. Mirábamos desde lejos su tumba”.
Los familiares afirmaron que tuvieron reuniones con la actual directora del cementerio, Sandra Dopazo, pero no hubo más novedades. Luego de eso, se contactaron con la familia de Damián Bravo y estos le dijeron que desde el cementerio les habían asegurado que “abajo supuestamente no había nadie, que alguien alguna vez había reclamado pero que se habían equivocado de tumba”.
Por su parte, la familia Bravo corroboró la historia contada por los hermanos Mazo. Recordaron que en su momento, la inhumación de los restos de Damián no se pudo realizar el 31 de diciembre de 2015 porque ese día los sepultureros no trabajaron. Posteriormente, tuvieron problemas con el cuerpo del joven porque se descompuso mientras esperaba en el depósito, por el cajón en el cual había sido colocado.
La primera vez que los Bravo escucharon que debajo del ataúd de su hijo podía haber otro difunto fue unos meses luego de ocurrida la muerte de Damián. Habían contratado los servicios de un vecino para hacer una placa para la tumba. Cuando fue al sepulcro, se encontró con una mujer que le dijo que en el mismo lugar estaba enterrado un familiar suyo.
A los Bravo, en el cementerio les negaron que hubiera dos personas en la misma tumba y que siguieran con la placa. Dicen que en la necrópolis le juraron que no había nadie más enterrado en ese lugar.
Meses más tarde, los Mazo se contactaron con los Bravo y ahí se realizaron nuevas averiguaciones para tratar de confirmar toda la información.
Según la familia Bravo, la actual directora del cementerio, Sandra Dopazo, les comentó que un sepulturero le había dicho que el cuerpo de Damián había sido colocado sobre el de otra persona en la  sección 4, fila 1, número 20.
(Nota de Cristian Otegui publicada en el diario De Hoy de Chacabuco)

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